Para cualquiera que sufra demasiado el calor, la humedad o de claustrofobia, las imágenes captadas por Michael Wolf tendrán un efecto instantáneo. Los vagones del tren subterráneo de la capital de Japón se convierten en verdaderos envases de sardinas que viajan apretujadas al extremo.
Wolf es un artista alemán que registró las condiciones de este transporte por primera vez en 1995. Para su último trabajo, adoptó la estrategia de ubicarse en los andenes de las estaciones durante las horas de mayor caudal de pasajeros y disparar en el momento en que las puertas se cierran.
Es entonces cuando queda en evidencia la brutal congestión que se produce dentro de los coches del tren, abarrotado de usuarios. “Pasé 20 días (de lunes a viernes), cada mañana, desde las 7:30 a las 8:45, en la misma estación de subterráneos, tomando retratos de gente durante el viaje a sus trabajos”, le explicó Wolf a la revista Landscape Stories.
Tweet
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Click AQui Para Tu Comentario