Muchas de las principales figuras del espectáculo aplaudieron, se movieron al compás de los himnos del gospel y cantaron ayer durante el funeral de Whitney Houston, en su ciudad natal y en la iglesia donde la futura estrella del pop conmovió alguna vez a la congregación como una talentosa niña del coro.
“Estamos hoy aquí con el corazón destrozado pero aun así con la fortaleza de Dios para celebrar la vida de Whitney Houston”, dijo el reverendo Joe A. Carter en la repleta Iglesia Bautista Nueva Esperanza, después de que el coro detrás suyo cantó “El señor es mi pastor”.
Un coro de gospel, cuyos integrantes vestían túnicas blancas y doradas, dio inicio al funeral con sus himnos, y los asistentes comenzaron a moverse de un lado a otro, mientras aplaudían.
Algunos debieron permanecer en los pasillos de la iglesia llena.
Otros hicieron más evidente su dolor. El cantante Ray J., quien pasó con Houston buena parte de sus últimos días, rompió en llanto.
Su hermana, la también cantante Brandy, lo abrazó.
El cineasta Tyler Perry elogió la “gracia” de Houston, “que la impulsó todo el tiempo, la misma gracia que la llevó a la cima de las listas de popularidad”.
Los dolientes en la Iglesia Bautista Nueva Esperanza permanecieron en silencio mientras tres agentes policiales escoltaron el ataúd de Houston, plateado y cubierto de rosas blancas y azucenas moradas.
Acto seguido, varios integrantes de un coro, con túnicas blancas, ocuparon su lugar en un estrado. Cuando una banda musical comenzó a tocar, el coro cantó “Whitney” en varias ocasiones.
Los familiares prepararon una ceremonia en la que tomaron la palabra la cantante Dionne Warwick, prima de Houston; el magnate de la industria musical Clive Davis, quien impulsó la carrera de la estrella durante décadas; el reconocido actor Kevin Costner, coprotagonista de “The Bodyguard” con Houston, y Paticia Houston, su cuñada.
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